Emociones y Enfermedades Gastrointestinales

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Emociones y Enfermedades Gastrointestinales

Seguro has escuchado frases como: tengo un nudo en el estómago, me enojé desde las entrañas, esta persona es muy visceral, se me retuercen las tripas, siento que la panza me va a explotar, se me paró el estómago, tengo colitis nerviosa y no he digerido esa experiencia. Todas esas frases correlacionan emociones como enojo, frustración, ansiedad y angustia con síntomas gastrointestinales.

Tradicionalmente se recomienda no comer si estás estresado o vives alguna situación problemática, ya que el alimento te puede caer pesado. En los pueblos se dice: si haces coraje y comes aguacate o huevo te puedes morir.  Si comes ansioso te va a dar empacho. Si la mamá está amamantando y está angustiada, al bebé le dan cólicos. Te dan té de boldo cuando hay un susto, té de ajenjo para las personas enojonas, té amargo cuando hay un duelo y té de 7 azares para las preocupaciones. Todos estos tés ayudan a relajar el nudo en el estómago y desinflamar el intestino.

Al mismo tiempo, si consumimos productos que no nos nutren correctamente, se puede ver afectado nuestro estado de ánimo. Por ejemplo, en la corriente Ayurvédica, si tienes un tipo de energía muy activo con tendencia a estresarse fácil, te sugieren disminuir los alimentos que por su naturaleza generan calor en el cuerpo, como por ejemplo las especies y el picante para que no aumentes el juego interno y te enojes más fácilmente.

La relación entre ambos factores es muy estrecha.

Y esto crea un círculo vicioso o virtuoso, dependiendo de las acciones que llevemos a cabo.

Es decir, un estado mental positivo y un adecuado manejo emocional, mejorará nuestra digestión, y una buenas digestión contribuirán a nuestro equilibrio psicológico y anímico.

Esto también se debe gracias a la microbiota intestinal. Los millones de bacterias intestinales que habitan en el intestino grueso, cuando están en adecuado equilibrio, generan sustancias neurotransmisoras que nos pueden apoyar a tener estados de mayor satisfacción, enfoque, plenitud y relajación. Tal es el caso de la serotonina, llamada la “hormona de la felicidad” encargada de regular el sueño, el líbido y el humor, la dopamina que fomenta los estímulos placenteros y de recompensa y GABA, el ansiolítico natural del cuerpo. 

Al igual que en los ecosistemas naturales, en los ambientes poco fértiles se disminuye la capacidad de producir vida en equilibrio. En el caso de la microbiota le llamamos disbiosis a las alteraciones en la diversidad de microorganismos. Y psico disbiosis a las causas psicológicas que generan afectación en este equilibrio de vida microscópica. Actualmente existen en el mercado psicobióticos: “organismos vivos que al ser ingeridos en cantidades adecuadas produce un beneficio en la salud de pacientes que sufren enfermedades psiquiátricas”.

El cerebro y el intestino se desarrollan en la misma parte del embrión humano. Por lo mismo tienen terminaciones nerviosas y neurotransmisores muy parecidos. El primero y segundo cerebro se conectan por medio del nervio vago y se envían información constantemente.

Es por esto que, si la persona genera un estímulo emocional, muy probablemente afectará a las condiciones mentales y digestivas.

La causa principal de esta estrecha relación, es que las emociones son energía y las creencias son estímulos nerviosos. Toda energía tiende a fluir libremente por el cuerpo, sin embargo, debido a la educación restrictiva y muchas veces represiva, desde pequeños aprendemos a bloquear las emociones y a no permitirnos sentir. Escuchamos frases como: los niños no lloran, aquí no se aceptan berrinches, niños chillones en su cuarto, si quieres convivir con los adultos tienes que permanecer callado. Esa vieja educación generó en varias generaciones el principio de muchos problemas de salud.

Cuando las emociones se bloquean, la energía se comprime, los nervios se hacen “nudos”, la respiración se corta y se generan tensiones corporales de forma crónica, dando como resultado dolores físicos, malas posturas, cambios estructurales en el cuerpo y la aparición de enfermedades.  

Todo lo que implotamos, tiende a explotar; lo que atoramos a encontrar la vía de salida; lo que reprimimos lo somatizamos. Enfermar es informar. Es decir, el cuerpo expresa, lo que el alma calla. 

Cuando una persona tiene problemas gastrointestinales la raíz puede tener varias causas: mala alimentación, sedentarismo, baja hidratación, medicamentos y químicos, elevado consumo de alcohol, elevados índices de estrés, inadecuado manejo emocional y mala higiene del sueño. Al ser multifactorial y multisistémico, es importante que el abordaje y las soluciones se lleven a cabo de manera integral.

Síntomas muy comunes son estreñimiento, diarrea, inflamación, flatulencias y dolores. 

Relacionando la emoción con dichas condiciones se puede decir que:

  • Cuando sentimos inflamación estamos implotamos el enojo y la angustia y de alguna forma quiere explotar
  • Presentar diarrea se debe a que no retenemos lo que nos nutre en la vida, hay falta de valoración y sensación de merecer
  • Tener estreñimiento indica que no soltamos. De acuerdo a la bioneuroemoción cuando una persona está estreñida representa simbólicamente “la porquería que todavía no ha desechado”. Que algo está atorado y no puede salir. El intestino muestra cómo se digiere la vida, cuando está “parado” habla de la hiper-responsabilidad que nos hemos impuesto y que no nos paraliza

A veces necesitamos soltar, explotar, poner límites, saber que merecemos y dar alimento nutridor a tu vida.

De acuerdo a estudios realizados en España

  • 60% de los trastornos relacionados con el Sistema Intestinal tienen origen en factores psicológicos y emocionales
  • Más de la mitad de los casos atendidos pueden tener un origen funcional, es decir que no tiene una anomalía estructural o física
  • Entre 10 y 20% de la población padece síndrome de intestino irritable sin tener alguna afectación física identificada, padeciendo síntomas como diarrea, estreñimiento e inflamación

Desde el 2014, en la U.S National Library of Medicine, aparece entre los nuevos descriptores de enfermedades el “estreñimiento espástico”, asociado comúnmente a problemas emocionales y a una disbiosis intestinal.

El estrés es uno de los factores que más genera afectación. ¿Qué sucede? Cuando algo nos genera estrés, entramos en un modo de sobrevivencia, o luchamos o huimos. La sangre se nos va al cerebro y a las extremidades y se olvida de los órganos gastrointestinales. Al entender el cuerpo que no es hora de comer, genera menos jugos gástricos que apoyan a la digestión. El cuerpo pide las reservas de glucosa para generar energía. La hipófisis manda la señal a las glándulas suprarrenales que necesita cortisol y adrenalina.

Todo esto sucede en un estado de verdadera situación de alerta. ¿Pero qué pasa cuando el estrés lo vivimos sentados en la silla de la oficina y comiendo de ansiedad?

Esa glucosa se convierte en grasa visceral, la digestión poco asistida se convierte en inflamación, la frustración y enojo se convierten en estreñimiento o diarrea. La adrenalina no cesa y genera insomnio. Entre muchos otros aspectos más.

Con este ejemplo podemos ver que las experiencias se convierten en lo que somos como personas, tanto físico como mental y emocionalmente.

Por eso debemos considerar dentro del tratamiento que demos a nuestros pacientes, el aspecto psicológico y emocional que está viviendo la persona y dar soluciones prácticas para apoyarlo en ese aspecto.

Por ejemplo: 

  • Técnicas de neurociencia para liberar el estrés
  • Respiraciones profundas
  • Vocalización
  • Relajación muscular progresiva
  • Visualizaciones 
  • Psicoterapia corporal

Como psicoterapeuta corporal y Coach de salud funcional mente-cuerpo me gusta acompañar el tratamiento nutricional o médico de la mano de algún experto en terapia. 

Pero todos podemos dar voz a nuestro cuerpo con este simple ejercicio.

Cierra los ojos, conecta con tu cuerpo y dale voz a las sensaciones corporales

¿Qué mensaje tienen para ti?

Ahora digo: “cuando me duele _______ , siento que ___________ y quiero ______”.

Por ejemplo: “cuando se me inflama el colon, siento que algo empuja desde adentro y quiero gritar”.

-¿Qué quieres gritar? 

 “Ya basta”

-¿A quién te gustaría gritarle “ya basta”? 

-¿Qué le dirías? Dícelo.

Otro ejemplo. Cuando una persona está estreñida y te dice: “cuando estoy estreñida siento que voy a explotar y quiero que salga todo”

-¿Qué te gustaría soltar?

“Cuando tengo diarrea siento que todo lo que entra sale como agua y no me alimento”

-¿Qué aspectos de tu vida no te alimentan?

Ahora les quiero compartir una técnica de psicoterapia corporal para que conozcan la forma en que se aborda.

1.- Validar – el primer paso es aceptar lo que sentimos, reconocer lo que nos pasa y darle voz. Decir: me siento ________ (enojado, triste, desesperanzado, angustiado, frustrado, desesperado, con miedo, etc.)

2.- Sobrecargar – por medio de frases generamos un hartazgo sobre la conducta habitual de la persona. Ya no quiero sentir ________ . Basta de ________. Me enoja ________. Me frustra _______.

3.- Catarsis – mecanismos de descarga por medio de golpear una almohada, gritar en el closet, apretar el cuerpo y soltarlo, golpear un punching bag. Esto con el motivo de generar una descarga física de lo que está atorado con el fin de aumentar el flujo de energía, intensificar la respiración y dejar que surja lo que esta bloqueado. Estos ejercicios permiten que las emociones solidificadas en el cuerpo comiencen a vibrar y abran espacio a que la energía corra nuevamente. La catarsis puede culminar en llanto porque la mayoría de las veces el enojo tiene una raíz de tristeza.

4.- Permitir – cuando esto sucede es importante dar un espacio de calma para que la persona se desahogue y termine de sacar lo que ha guardado por mucho tiempo. 

5.- Integrar – para no repetir los patrones destructivos físico-emocionales hay que hacer conciencia de ellos. Para eso es importante generar una auto observación para “darnos cuenta” qué se movió internamente, qué estaba ahí guardado y cuál es el origen de ellas. Cuando comprendemos de fondo las cosas, es más fácil transformarlas. La auto observación sirve para crecer y aprender a ejercer una mejor gestión de nuestras emociones. 

Otras formas de ayudar a la persona a manejar sus emociones y soltar el estrés es por medio del ejercicio, la meditación y el yoga. Sin embargo al no abordar de raíz lo que detona las reacciones, el patrón de comportamiento tenderá a recurrir. Es por eso que recomiendo un abordaje desde el área de terapia emocional como complemento a estas prácticas antes mencionadas.

En conclusión los síntomas físicos de las emociones tienen funciones de comunicación. Nos están diciendo algo que sucede en nuestra vida y necesita un cambio. Si los sabemos escuchar, son grandes aliados para una mejor calidad de vida. Para eso es indispensable aprender a conectar con nuestro cuerpo y a descifrar el sistema de señales que nos envía por medio de síntomas físicos.

Por último vamos a hacer 3 respiraciones profundas para relajarnos.

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